El pintor de Altamira


Título: El pintor de Altamira

Autor: Juan Fernández Castaldi; José Luis López Linares

Edición: Espasa, 2016

Número de páginas: 315

ISBN: 978-84-670-4706-6



Sinopsis…

En el otoño de 1878 el pintor Paul Ratier debe abandonar apresuradamente París rumbo a Santander. Al joven lo aguarda un auténtico reto: será contratado por Marcelino Sáenz de Sautuola, un hidalgo cántabro aficionado a las ciencias naturales y a la arqueología, para realizar la copia de las pinturas rupestres que acaba de descubrir en Altamira.

Paul, discípulo de Delacroix y amigo de Baudelaire, un genuino romántico al que su sordera lo ha dotado de una sensibilidad especial, sabrá percibir en los animales milenarios pintados en la cueva una muestra del latido secreto que tienen las obras maestras. Solo un verdadero artista como él fue capaz de entender el misterio de la pinturas rupestres más asombrosas del mundo.

A medida que se sumerge en su trabajo, y mientras mantiene por correspondencia la llama de su amor por la inalcanzable Adèle, se forjará una profunda amistad entre Ratier y Sáenz de Sautuola. 

Amistad que se afianzará cuando tengan que enfrentarse a los prejuicios religiosos de su tiempo y, sobre todo, cuando la autenticidad de las pinturas sea puesta en duda por toda la comunidad científica, con el eminente Émile Cartailhac a la cabeza.


Sobre los autores…

Juan Fernández Castaldi (Madrid, 1968) Su interés por la escritura surgió al ser testigo de la vocación literaria de su padre, Jesús Fernández Santos, escritor de la generación de los cincuenta del pasado siglo en España. Ha trabajado en el departamento de dirección en películas de Mario Camus y Carlos Saura y, durante ocho años, en el área de Ficción de Tele 5. En la actualidad es guionista en López-li films. Los documentales más destacados de esta etapa son Roberto Bolaño, el último maldito; Gregorio Marañón, médico, humanista y liberal; ¡Campeones! La Roja; Jerez y el misterio del palo cortado y la serie sobre fotógrafos españoles La voz de la imagen. También ha cursado estudios de crecimiento personal en el Instituto Hune, de Madrid.

José Luis López Linares (Madrid, 1955) Director de fotografía en películas de Víctor Ericem Carlos Saura, Fernando Trueba, Jaime Chávarri y Alain Tanner. Desde 1994, a producido y dirigido más de cuarenta y dos documentales, entre los que destacan Asaltar los cielos (Premio Ondas, 1997) , Un instante en la vida ajena (Goya al Mejor Documental 2004) o Extras (Goya al mejor cortometraje Documental 2005). Por su trabajo en Iberia, de Carlos Saura, obtuvo el Goya a la Mejor Fotografía en 2005. Entre sus últimos trabajos se encuentra la dirección el documental El maestro de Altamira así como la escritura del guion, junto a Olivia Hetreed, del largometraje Altamira-dirigido por Hugh Hudson y protagonizado por Antonio Banderas- y la producción de El Bosco, el jardín de los sueños con el Museo del Prado, y de Jerez y el misterio del palo cortado que se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Berlín 2015.


Mi opinión…

Fue ver el título de esta novela y saber que la quería leer. Si hay algo que me llama la atención es la Prehistoria; es más, me especialicé en esta etapa en mi licenciatura de Historia. El arte prehistórico es una de las disciplinas que más me gustan y recuerdo haber cursado asignaturas específicas dentro de este campo artístico del cual destaca, sin lugar a dudas, la cueva de Altamira. Cueva que tuve el placer (su réplica pues la original es imposible de visitar, al menos para el ciudadano de a pie) de visitar el año pasado.

Así que con estos antecedentes no es de extrañar que los ojos me hicieran chiribitas cuando vi esta novela. Sin embargo, he de reconocer que me he llevado un pequeño chasco con ella. Ahora lo explico.

La trama arranca presentándonos a los dos protagonistas, con permiso de María, de la novela. Marcelino Sáenz de Sautuola es un caballero cántabro que aspira a convertirse en arqueólogo. Esto no es tan raro teniendo en cuenta que nos encontramos en la segunda mitad del s. XIX, momento en el que se produce un auge, descontrolado totalmente, de excavaciones arqueológicas. Prácticamente, todo aquel que tuviese un mínimo de cultura deseaba con todas sus fuerzas convertirse en arqueólogo y rescatar de las entrañas de la tierra aquellos vestigios ocultos de culturas y civilizaciones pasadas. A esta fiebre arqueológica también contribuyen los viajes que realizaban por estas fechas los muchachos pertenecientes a familias pudientes, quienes obsequiaban a sus hijos con un gran viaje, que solían durar meses, en los que recorrían toda Europa y descubrían sus maravillas histórico-artísticas.

Así pues, el señor Sáenz de Sautuola, quien poseía una amplia formación en Ciencias Naturales y en Historia,  no iba a ser menos y en 1878 se trasladó hasta París con motivo de la Exposición Universal que se celebró en la capital gala. Este viaje sirvió para que Sáenz de Sautuola regresase a España con un mayor conocimiento sobre el material prehistórico ya que en París coincidió con Edouard Piette, quien le mostró su extensa colección prehistórica.

Paralelamente, encontramos en el mismo lugar a Paul Ratier, joven pintor francés, sordo y discípulo de Delacroix.

Un día de 1879, mientras Marcelino se encontraba buscando vestigios arqueológicos de la Prehistoria en compañía de su hija María. La niña comienza a jugar y de forma casual descubre una cueva que alberga unas pinturas de animales que llaman poderosamente la atención por el realismo con el que están realizadas. Marcelino sabe que ha dado con una auténtica joya arqueológica, algo que va a remover los cimientos de la arqueología en ese momento.

Un año más tarde publica una obra, Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la Provincia de Santander, en la que da a conocer la existencia de la cueva y de sus pinturas en lo que él encuadra a nivel cronológico como la Edad del Reno. Para poder analizar bien las pinturas cuenta con la ayuda de Paul Ratier quien había llegado hasta Santander huyendo de un amor conflictivo.

Ni que decir tiene que la noticia del hallazgo no es recibida con agrado. Son muchos, entre los que se encuentra Èmile Cartailhac, quienes dudan de la autenticidad de las figuras e incluso van más allá al afirmar que es un montaje del propio Marcelino quien no ha dudado en contratar a Paul Ratier para que realice esas figuras. El hecho de que el pintor francés sea sordo no hace más que acrecentar estas afirmaciones, las cuales podríamos decir que se basan en el socorrido “quien calla otorga”

Finalmente, y como ya es más que sabido por todos, se admite la autenticidad de las pinturas de la cueva y se acepta que se encuentran ante uno de los mayores descubrimientos a nivel artístico de todos los tiempos.

Sin lugar a dudas, estamos ante una novela interesante. Pero…no me ha terminado de convencer. Creo que se le da poco protagonismo a Paul y se opta por centrarse en otros aspectos o historias que no vienen a cuento. En ese sentido creo que se divaga demasiado y se aleja del principal objetivo de la novela.

A su favor diré que se lee fácil, de forma fluida y que a mí por lo menos me ha servido para conocer a este personaje del cual no sabía nada. Paul Ratier, sin saberlo, participó en uno de los hitos más importantes para la Historia de la Humanidad al observar de primera mano, unas manifestaciones artísticas que tiraban por tierra, para empezar, la supuesta simplicidad intelectual de nuestros más remotos antepasados. En este sentido los autores sí han conseguido captar esa sensación que debió de producirse tanto en Marcelino como en Paul al ver por primera vez las pinturas. A través de ellos nos hacemos una idea de lo maravilloso que tuvo que ser ese momento.

También me ha gustado, y es quizás lo que me ha parecido más interesante en toda la novela, la disputa que se produce sobre la autenticidad o no del hallazgo. La desesperación de Sáenz de Sautuola es más que palpable, es visible cómo se siente al ser acusado de ser un estafador de forma injusta.

Para ir terminando, aunque creo que es una novela que divaga mucho y se pierde en detalles que no vienen a cuento, no está de más leerla. Máxime cuando hace poco se ha estrenado una película (Altamira), en la que por cierto participa uno de los autores de esta novela, que trata sobre este tema. 



  • Agradezco a la Editorial Espasa el envío de un ejemplar de esta novela para leer y reseñar 
  • Imágenes tomadas de Google 

Comentarios

  1. Pues con lo que nos cuentas y todo lo que yo tengo esperando creo que la dejo pasar.

    Un beso chata

    ResponderEliminar
  2. Hace dos semanas que he visto la adaptación cinematográfica, así que no creo que lea el libro. Gracias por tu recomendación. Besos

    ResponderEliminar
  3. Me llamaba algo, pero por lo que cuentas la dejo pasar. Un beso ;)

    ResponderEliminar
  4. Uff, me ha ganado la sinopsis. Me encanta el arte prehistórico, y la historia de altamira, me parece fascinante. Me lo apunto, creo que como historiadora del arte me puede aportar bastante.

    Un beso!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

-No publicaré comentarios que incluyan invitaciones a otros blogs. Si me interesa vuestro espacio, no os preocupéis que ya os seguiré.No hace falta que me lo digáis...

-No publicaré comentarios que contengan algún tipo de enlace ni aquellos que se basen en el "si me sigues, te sigo"

- No publicaré ningún comentario de promoción.

-Siempre respeta las opiniones de los demás, si no tu comentario quedará eliminado antes de publicarse.


Entradas populares de este blog

Trilogía "Versos, canciones y trocitos de carne"

Saga La Mansión ( 1 y 2)

Abú Magrib