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miércoles, 28 de diciembre de 2016

Arroz y tartana






Título: Arroz y tartana 

Autor: Vicente Blasco Ibáñez 

Edición: Plaza-Janés, 1981 

Número de páginas: 259

ISBN: 84-01-80535-X



Sinopsis…

Arroz y tartana (1894) pertenece a la primera etapa creadora de Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928), en la cual predomina el ambiente valenciano y que es, para algunos críticos, la más valiosa dentro de su obra.

Escrita en su día para el folletín del diario republicano El Pueblo, que él mismo fundó, la novela, que narra la caída de una familia perteneciente a la esfera del comercio como resultado de su obsesión por las apariencias, apunta contra una clase social -la aún incipiente burguesía española- que en muchas ocasiones se revelaba incapaz de hallar su lugar en una sociedad marcada por unas estructuras esclerotizadas.




Sobre el autor…
Vicente Blasco Ibáñez nació el 29 de enero de 1867 en Valencia. Estudió Derecho en la Universidad de Valencia, licenciándose en el año 1888.

Participó en política, significándose por su posición antimonárquica y republicana, y manifestando sus ideas en “Pueblo”, el periódico que fundó en 1893. Fue detenido en el año 1896 y condenado a varios meses de prisión.

Entre los años 1898 y 1907 ocupó escaño en el Congreso representando al Partido Republicano.

Cuando subió al poder Cánovas del Castillo, el escritor se exilió brevemente en la ciudad de París. Su estilo novelesco es de tendencia naturalista influenciado por el escritor francés Emile Zola. Destacó por la plasmación realista de personajes y paisajes de la huerta levantina.

Entre sus títulos sobresalen “La Araña Negra” (1892), “Arroz y Tartana” (1894), “La Barraca” (1898), “Entre Naranjos (1900), “Cañas y Barro” (1902), “La Horda” (1905), “Sangre y Arena” (1908) o “Los Cuatro Jinetes Del Apocalipsis” (1916).

Murió el 28 de enero de 1928 en Menton (Francia). Tenía 60 años.



Mi opinión…

Es la segunda vez que me aventuro a leer una novela de Blasco Ibáñez y aunque he decir que me causa gran respeto leer a los clásicos ya que los asocio con lecturas de ritmo complicado, este autor me ha vuelto a dejar un buen sabor de boca. Arroz y tartana ha sido una grata lectura.

Situada a finales del s.XIX en Valencia, la novela arranca con doña Manuela en el mercado de la capital de Turia el día de Nochebuena. En estas primeras páginas, el autor ya plasma de forma detallada y fiel cómo era Valencia en estas fechas y sobre todo, cómo era la sociedad valenciana de finales del s. XIX.

Doña Manuela, mujer de unos cincuenta años, de belleza madura, pertenece a una de tantas familias valencianas burguesas. Porque doña Manuela, antes Manolita, es hija de don Manuel Fora, conocido como El Fraile (debido a una supuesta vocación religiosa del hombre en su pasado), un industrial de sedas convertido a prestamista. Juan es el hermano de doña Manolita, totalmente distinto a ésta en cuanto a la forma de ver la vida y que por eso no es precisamente santo de su devoción. La tensa relación, y sus diferentes estilos de vida, estarán presentes en toda la novela.

Ya desde jovencita, Manolita da muestras de un carácter caprichoso y con tendencia a tener explosiones de mal genio. Precisamente, en uno de esos arranques se compromete con Melchor, un joven trabajador, soñador y muy romanticón que ve en la casi insoportable Manolita un portento de mujer. A pesar de que nuestra protagonista, en sus años mozos, no era precisamente una belleza y tampoco es que tuviese muchas luces… Fruto de este matrimonio, Manolita, ya convertida en doña Manuela, sólo consigue un hijo, Juanito, y una tienda de telas.

Viuda y con posibles, sobre todo desde la muerte de su padre quien les deja a sus hijos una considerable herencia, doña Manuela cae en los brazos de su amor de juventud, un ahijado de su padre, médico, que es tan vanidoso, manirroto y clasista como su propia esposa. De este matrimonio nacerán tres hijos : Rafael, un señorito que no da ni golpe, Conchita y Amparo, dos chicas a las que su madre inculcará la necesidad de buscar un buen marido sí o sí y a mostrarse siempre como auténticas señoritas.

La vida de doña Manuela se basa en el qué dirán y en la diferencia de clases. Porque para doña Manuela, la sociedad se divide en los que van a pie o en carruaje o los que viven en una casa con gran patio y portalón o en un lugar de estrella escalerilla o trastienda. Porque si algo horroriza a esta mujer es que le recuerden su origen como comerciante, de ahí que no soporte la presencia de sus antiguos empleados, don Antonio y Teresa, actuales propietarios de la tienda de telas. Pero como en esta sociedad se trata de pavonearse y mostrar lo que uno tiene y los otros no (cosa que sigue siendo igual en el s.XXI), doña Manuela hace de tripas corazón y se relaciona con sus antiguos empleados (también es cierto que saca provecho de ello)

Son muchos los personajes que aparecen en la novela y que no voy a detenerme en ellos porque no quiero hacer una reseña demasiado extensa. Como don Eugenio, primer propietario de la tienda de telas, Las tres rosas, que termina comprando más tarde Melchor y finalmente, don Antonio. Don Eugenio es la viva imagen de aquellos que en su día emigraron hacia la gran ciudad con lo puesto y se tuvieron que buscar la vida. Y es que a este pobre hombre, originario de un pueblo de Aragón, su padre lo llevó con lo puesto hasta Valencia y allí lo abandonó. Así que todo lo que tiene lo ha conseguido a base de esfuerzo. Ni que decir tiene que doña Manuela no es santo de su devoción debido a la tendencia de ésta de gastar y aparentar, como si el dinero cayese del cielo.


Blasco Ibáñez nos muestra cómo era la sociedad valenciana de finales del s.XIX. Una sociedad próspera, que se agarra al tren del progreso sin pensarlo y que esto puede traer nefastas consecuencias. Doña Manuela es el prototipo perfecto de lo que en mi ciudad se conoce como una “sacabarrigas”, una persona que no tiene en realidad nada, que vive a base de préstamos y de apariencias pero que no duda en pavonearse y aparentar a todas horas. Para mostrar la otra cara de esta sociedad de clases, el autor nos muestra a gente sencilla como el ya mencionado don Eugenio o el propio hijo de doña Manuela, Juanito. Gentes que trabaja honradamente y que no necesitan mostrar nada de lo que ni son ni poseen. Gentes que son felices con su sencillo pero honrado trabajo y con disfrutar de su familia en una vivienda modesta.


El autor también deja en la novela una excelente y detallada descripción de la ciudad de Valencia y sus costumbres. Así, asistiremos a las procesiones de Pascua, a las primeras Fallas o al veraneo en las casas de la huerta. La descripción que hace del Mercado es muy buena y he de reconocer que me ha gustado, y mucho, ver cómo hasta este mercado asistían “los tíos de Elche” con sus racimos de dátiles. Describe con detalle calles y plazas de la capital, lo que hace de este libro, no sólo una grata lectura y una exposición social de la época; también es una excelente guía de la Valencia de finales del s.XIX.


Para ir terminando, os dejo una cita (que es la que da título a la obra) que me ha gustado mucho y que no conocía hasta ahora: “arròs i tartana, casaca a la moda, i rode la bola a la valenciana” (arroz y coche -de caballos-, vestido a la moda y que siga girando el mundo al estilo valenciano). Frase con la que se ironiza sobre aquellos que viven por encima de sus posibilidades y aparentan algo que ni son ni tienen.


Me he enterado de existe una adaptación para televisión de esta novela (Arroz y tartana, 2003, Juan Antonio Escrivá) que ya tengo pendiente de ver.


Novela de tintes costumbristas, de un autor clásico que otra vez me ha sorprendido. Lectura que nos trae una muy buena oportunidad de disfrutar con los clásicos. 

  • Imágenes tomadas de Google 
  • Datos de la biografía del autor, tomados de AlohaCriticon






viernes, 16 de octubre de 2015

Los cuatro jinetes del Apocalipsis


Título: Los cuatro jinetes del Apocalipsis

Autor: Vicente Blasco Ibáñez

Edición: Bibliotex, 2001 (Colección Las mejores novelas en castellano del s.XX)

ISBN: 84-8130-444-1

Número de páginas: 379


Sinopsis…

Los cuatro jinetes del Apocalipsis, publicada en 1916, denota la postura, que no es otra que la de apoyo a las fuerzas aliadas, tomada por el autor valenciano ante la Primera Guerra Mundial. Aunque las páginas rezuman cierto aire propagandístico, no es nada desdeñable el cuidado y reflexivo tratamiento con el que envuelve el contexto histórico.

En el libro se encuentran esbozadas algunas de las dotes narrativas, que en obras posteriores alcanzarán su plenitud, de Blasco Ibáñez como el pulso certero para contar historias y concebir rotundos personajes.

Esta obra fue llevada al cine en dos ocasiones por la magna industria hollywoodiense.


Sobre el autor…

Vicente Blasco Ibáñez nació en Valencia en 1867. Cursó los estudios de Derecho pero repartió su vida entre el periodismo, la política y la literatura.
Militante del partido republicano desde su juventud, fundó el diario El pueblo en su ciudad natal y fue en varias ocasiones diputado a Cortes.

Hacia 1909 viajó a numerosos países de América del Sur donde, además de crear algunas empresas que no cosecharon buenos resultados, impartió conferencias en toro al arte  y la literatura. Años después, Blasco Ibáñez, uno de los novelistas más importantes de aquel cambio de siglo, marchó a París, ciudad en la que sí gozó de salud económica y prestigio, gracias  a sus colaboraciones periodísticas.

El autor valenciano cultivó varios géneros dentro de su narrativa. Así, obras como Arroz y tartana, Cañas y barro o La barraca, entre otras, se pueden considerar novelas regionales. De igual modo, destacan sus  libros de carácter histórico entre los que se encuentran: Mare Nostrum, Los cuatro jinetes del Apocalipsis o La maja desnuda.

El escritor falleció en Menton (Francia) en 1928.

Mi opinión…

Reconozco el “miedo” que sentía ante esta novela, principalmente por la propia idea que me había forjado de ella en la cabeza. Pero no, he salido airosa del trance y aunque se trata de una obra muy densa, no es tan fiera como creía.

La historia se centra principalmente en los comienzos de la  Primera Guerra Mundial, en 1914. El escenario escogido es Francia, centrándose en el avance de las tropas alemanas por el país galo con la idea de conquistar París.

Sin embargo, antes de centrarnos en este hecho, el autor nos traslada a Sudamérica, concretamente a Argentina. Hasta allí llega un joven francés, Marcel Desnoyers, buscando hacer fortuna. Lo consigue y en parte gracias a su matrimonio con una de las dos hijas de un acaudalado hombre de negocios español, Julio Madariaga.

Mientras Luisa, la hija mayor de Madariaga, se casa con Marcel; la pequeña, Elena, se desposa con un alemán: Karl Hartrott. Con el transcurrir del tiempo y fallecido el patriarca de la familia, las dos hermanas, sus esposos e hijos se trasladan a Europa. Concretamente, cada una al país de origen de sus maridos, Francia y Alemania.

Y es entonces cuando empieza la guerra. Mientras los Hartrott están totalmente convencidos de su germanismo, la parte francesa de la familia se declara neutral, aunque sí es cierto que sienten simpatía por el bando aliado.

El resto de la novela se centra precisamente en eso, en la diferente visión de la misma familia. En como dos ramas de una familia llegan a enfrentarse por unas ideas políticas que, a decir verdad, poco tienen que ver con ellos. Mientras los Hartrott consideran que la guerra es más que necesaria ya que el mundo necesita quien lo dirija y qué mejor que Alemania (ensalzando las virtudes del pueblo alemán); los Desnoyers no hacen ni caso. Pero la cosa se va complicando y la invasión alemana, primero en a neutral Bélgica y luego en la propia Francia, hacen que los Desnoyers comiencen a cambiar de opinión.

La historia se centra en tres partes. La primera es la que nos explica el origen de las dos familias, mientras que la segunda y la tercera ya se desarrollan durante la guerra. 

No os voy a engañar. Es una novela densa, muy densa. Me ha costado lo mío leerla, he tendido tentaciones de dejarla a un lado pues la narración se me ha hecho soporífera en algunos momentos. 

Pero me ha gustado. Y mucho. Quizás sea el dejar unos días de reposo tras la lectura lo que me ha llevado a esa conclusión, pero tengo que decir que es la mejor novela bélica que he leído. La descripción que Blasco Ibáñez hace de la batalla del Marne es bestial, descarnada, dura, directa, real. 

Muestra en realidad cómo es una guerra, cómo sufren las personas (independientemente del bando que sea), cómo, una vez más, no hay vencedores. Todos son vencidos.

Otro aspecto que me ha gustado y me ha sobrecogido es el dolor de los padres. Da igual en qué bando esté un ser querido, el dolor es el mismo. Luisa y Elena tendrían que estar enfrentadas pues sus hijos combaten en bandos distintos, pero no. Están juntas prácticamente durante toda la guerra y lloran por igual a sus hijos o a sus sobrinos. El dolor del propio Marcel al final de la novela es también estremecedor.

Una novela que hay que leer con calma pero que no nos dejará indiferentes. Una gran obra, sin lugar a dudas.

  • Datos del autor y de la sinopsis, sacados de la misma novela 
  • Imágenes tomadas de Google 




Versalles, el sueño de un rey

  Titulo: Versalles, el sueño de un rey Autor: Elisabeth Massie Número de páginas: 438 Edición: Espasa, 2016   Sinopsis… Versall...