Diamantes de luz helada




Título : Diamantes de luz helada 

Autor : Carlos Díaz Domínguez 

Género : Histórico, Drama 

Edición : Autoedición, 2019 

Número de páginas : 414 



Sinopsis

¿Quién es Alfredo? Esa será la pregunta que se convertirá en una obsesión para Sagrario Ortiz, una joven periodista a la que un cruce de casualidades llevará a conocer a alguien que se encuentra en la última etapa de su vida : Elvira Pineda. 
La intensa complicidad surgida entre ambas mujeres provocará que Elvira confíe a Sagrario un asunto familiar de la máxima transcendencia acontecido hace más de treinta años. 
El encargo propuesto llevará a la profesional a iniciar un viaje donde ninguna certeza será fiable, y que la conducirá desde Almería a Canarias y al Sáhara, ya que tendrá que adentrarse no solo en el pasado de Elvira, sino también en el de su corta y calculadora familia. 


Sobre el autor 

Carlos Díaz Domínguez nació en Madrid en 1959. En el año 2000 tomo la decisión de convertirse en escritor. Prueba de ello son sus novelas Los impares de Sagasta (2006), Los ascensores dormidos de La Habana (2007), Tres colores en Carinhall (2011), Lágrimas sobre Gibraltar (2012), A las ocho en el Novelty (2014). Sus últimas novelas han sido La menorah de Petra (2016) y Diamantes de luz helada (2019)


Mi opinión 

Vuelvo a la carga con las reseñas (y las que tengo aún pendientes de publicar) con la última novela que he leído, Diamantes de luz helada
No es la primera vez que leo algo de este autor, Carlos Díaz Domínguez, con el que me une una relación cordial y aunque la mayoría de sus novelas me han gustado, esta es la que menos lo ha hecho. Y ahora explicaré el porqué. 

El argumento gira entorno a una joven periodista, Sagrario, quien se queda en el paro de la noche a la mañana (como le pasa a mucha gente en este país) Sagrario comparte vida con Miguel, un chico perteneciente a una familia de pudientes que está totalmente sometido por la insoportable de su madre, Violeta

Deciden pasar un fin de semana en la finca de la abuela de Miguel y madre de Violeta, Elvira, en una pequeña población del interior de Almería. Allí Sagrario entabla una amistad con la anciana quien le ofrece la posibilidad de quedarse en la finca y llevar el papeleo de la misma ya que el anterior administrador ha tenido que renunciar a su cargo. Sagrario, para disgusto de su "amada" suegra, acepta. Y es que Violeta, al margen de que la chica no le cae bien, no quiere que se descubra un secreto familiar. Secreto que está vinculado con un muchacho llamado Alfredo y del que Elvira conserva una foto vestido de soldado. 

Al mismo tiempo, nos trasladaremos hasta el año 1975, a finales del Franquismo, y llegaremos hasta lo que había sido el Sáhara español hasta unos años antes. Alli veremos los tejemanejes que llevan a cabo, movidos por intereses políticos y económicos, de España, EEUU y Marruecos sobre una posible independencia de la zona. 

No voy a desvelar nada más de la trama. Sí que es una novela entretenida que aunque me ha costado meterme en ella (la parte política me ha aburrido mucho, pero es necesaria para saber cómo se suceden los hechos) ha llegado un momento en el que ha conseguido captar mi atención. Pero no me ha gustado nada el personaje de Sagrario. Nada de nada. Me ha parecido entrometida, arrogante e incluso maleducada en muchas ocasiones. No he conectado positivamente con ella en ningún momento. Cierto es que el personaje de Violeta es insoportable (yo francamente le hubiese soltado tooodo lo que pienso de ella en su puñetera cara y me quedo más ancha que larga) y Miguel un pánfilo sin sangre en las venas. Pero Sagrario...demasiado invasiva. 

El final de la novela, que no pienso desvelar y por lo tanto no puedo justificar totalmente mi opinión pues entonces os lo chafaría, tampoco me ha convencido. Creo que ha sido demasiado peliculero y aunque creo que algo de realidad puede llegar a tener, hay cosas que yo por lo menos las hubiese presentado de otra forma. 

Lo que si me ha gustado mucho es la parte en la que se habla de El Aaiún. Y es que mi padre hizo la mili alli a principios de los 70 y siempre nos contaba historias del desierto a mi hermana y a mí. He entendido perfectamente la angustia de Pino, la novia canaria de Alfredo y otra de las protagonistas de la novela, cuando se enteran de que destinan a su chico allí. Es la misma angustia que sintió mi madre cuando supo que a su novio lo iban a destinar tan lejos. Y en una zona tan convulsa. Leyendo estos pasajes me he acordado muchísimo de mi padre y he entendido lo afortunado que fue de conocer el desierto del Sáhara, a sus gentes, sus noches silenciosas y sus días calurosos. No me extraña que siempre dijese que para él, la etapa de la mili fue de pura felicidad. Fue un privilegiado.

Diamantes de luz helada es una novela entretenida con un final que sorprende, al margen de que guste o no. Una novela que nos trae los tejemanejes de la política y del Ejército y que nos traslada hasta una zona preciosa que algún día me gustaría conocer : el desierto del Sáhara. 



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