Título: En busca de la infancia perdida: Memorias de familia entre sonrisas y
cierto regusto amargo
Autor: Juan Carlos Mantilla
Edición: Dauro, 2014 (Colección
Peripecia)
Número
de páginas: 128
ISBN: 978-84-15940-15-9
Sinopsis…
En busca de la infancia perdida es una historia coral llena de
situaciones asombrosas y peculiares, desde las vivencias con la fiel y amada
niñera de una infancia primera y perdida, La
Gorringo, pasando por el oscurantismo de los jesuíticos ejercicios
espirituales del internado malagueño, hasta el erotismo de un pecho femenino
avistado por un visillo entreabierto en la penumbra de la noche veraniega.
Matices de la vida, algunos absurdos para la tierna inteligencia de un niño
que, en ocasiones, tenía que inventarse lo que la vida olvidaba establecer con
suficiente sentido y claridad. El protagonista nos sumerge en una atmósfera a
veces llena de magia, a veces de realidades asombrosas o absurdas. Tradiciones
y contradicciones familiares, sociales, religiosas y políticas que se le
amontonan sin las debidas explicaciones. En esta obra, el autor trata de
ordenar y entender el caos existencial de sus años infantiles. Como a Isabel Allende,
a él tampoco le faltó drama en su
incipiente vida ni material de circo
para escribir hoy esta historia sobre la familia, el colegio, la sociedad
religiosa y civil que le tocó vivir en la ciudad que lo vio nacer.
Sobre el autor…
Juan
Carlos Mantilla de los Ríos Rojas nació en Antequera, estudió el bachillerato
en el internado de los Padres Jesuitas de Málaga, Derecho en las Universidades
de Navarra y Sevilla; Inglés en el londinense Princeton College of Holborn College of Law, y Francés en cursos de
verano de las universidades de París y Bruselas. Posteriormente, trabajó para
dos multinacionales de la industria farmacéutica en Richmond, Virginia, y
Miami, Florida, EEUU
Narrador,
poeta, pintor y fotógrafo autodidacta, ha recibido numerosos reconocimientos en
estas áreas, particularmente en España y Estados Unidos. Ha escrito artículos de
prensa para ABC y el Diario de Sevilla, y ha publicado en diarios como El País y
El Mundo. Recientemente, ha trasladado su residencia a Málaga desde el Barrio
de Santa Cruz de Sevilla, de cuya Asociación de Vecinos fue Presidente del 2000
al 2003. En busca de la infancia perdida
es su primera novela, aunque tiene varias obras inéditas que verán la luz en
breve.
Mi opinión…
Este es
un libro “calentito”, recién salido de entre las novedades de la editorial. Me
llamó la atención porque el tema de los recuerdos y vivencias me resulta
interesante, siempre descubro anécdotas y hechos que me resultan cuando menos,
simpáticas.
Y así
ha sido con este libro. El autor, Juan Carlos Mantilla, nos traslada a sus años
de niñez en una extensa familia de doce hermanos de Antequera (Málaga) Una
familia tradicional, católica, apostólica y romana en la que, como es de
suponer, reina el conservadurismo. Y este ambiente es el que propicia al
pequeño Queco (así se le conoce al autor desde niño, abreviatura de “muñeco”) a
plantearse ciertos aspectos de la vida que le llaman la atención. ¿Por qué él, sus hermanos y sus padres dormían
todas las noches en camas cómodas y calentitas en invierno mientras que las
gentes del campo se tenían que conformar con un simple jergón hecho con hojas
de maíz? ¿Por qué los niños no podían admirar la belleza femenina y los adultos
sí?
Si hay
dos personas a las que el autor guarda con un profundo amor en su memoria, son
su niñera Carmen La Gorringo y a su
peculiar abuelo materno. Personas por las que deja patente en el escrito el
profundo amor que les tenía y les tiene. Su abuelo José fue alcalde de Antequera
y, a pesar de tener fama de loco durante mucho tiempo, fue una persona
preocupaba por sus vecinos, a los que les propicia bastantes adelantos.
Son
varios los personajes que desfilan por este libro, por el recuerdo de su autor.
Sus padres, de quienes dice que le queda el “regusto amargo” de no haber recibido una muestra de cariño más allá
de lo estrictamente necesario; don Claudio, su primer maestro; o sus tías
maternas, Beatriz, Nieves y Elena. La primera es más que singular pues afirmaba
ser la heredera del Príncipe Azul y por lo tanto, no tenía que hacer absolutamente
nada de nada en cuanto a tareas domésticas y demás. Vamos, que el resto de los
habitantes de la casa (y quién sabe si del mundo entero) tenían que servirla…
En
resumen, se trata de una obra cortita, que se lee fácilmente en una tarde. Una
obra intimista, de esas que el autor emplea para plasmar sus recuerdos, buenos
o malos. Una obra de las que, por lo menos a mí, me gusta leer pues me encanta
saber de estas anécdotas que han formado parte de nuestra existencia y que
todos guardamos con cariño o con amargura en el fondo de nuestra alma.
- Muchísimas gracias a Ediciones Dauro por el envío de un ejemplar de esta obra
- Imágenes tomadas de Google
- Datos del autor y sinopsis tomadas de la obra
Me gustan las novelas intimistas porque nos solemos reflejar en sus personajes. Esta tiene muy buena pinta. Besos.
ResponderEliminarTiene muy buena pinta, me lo anoto, besotes
ResponderEliminarNo lo conocía y no me importaría leerlo. Tiene buena pinta.
ResponderEliminarLos recuerdos de infancia, bien contados, sabiendo dónde poner el acento de lo que la memoria nos trae me agradan. Por eso en principio este libro me atrae, pero voy a resistirme un poco (la inmensa lista, ya sabes)
ResponderEliminarBesos
Pues no pinta nada mal y es cortito. Me lo llevo :)
ResponderEliminarBs.
Me lo apunto! =)
ResponderEliminarBesotes